Nuestro Padre Jesús Nazareno

Nuestro Padre Jesús Nazareno

La talla antigua de Ntro Padre Jesús Nazareno correspondía a la imaginería sevillana de segundo tercio del siglo XVII, como son la pronunciada barba y las expresiones de sus rostros. Nuestro Titular posee como típico de esta época la cruz sobre el hombro izquierdo. Por este motivo, tiene girada su cabeza hacia la derecha, mirando hacia ese lado y abajo. La primitiva imagen tenía peluca de pelo natural, ciñendo corona de espinas de plata, estaba articulada con un mecanismo de palanca que permitía que se cayese de rodillas tres veces durante la predicación del “Sermón de la Madruga”, de ahí que durante años se denominase “de las Tres Caídas”, recuperándose el de Nazareno con las Reglas de 1980.

La imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, se atribuye al taller de Pedro Roldán, segundo tercio del siglo XVII, si bien los gubiazos de la barba bífida recuerdan a Andrés Cansino, un imaginero poco reconocido. Este artista de la gubia, fue discípulo del imaginero flamenco José de Arce, autor del Cristo de las Penas de la Hermandad sevillana de la Estrella. Por contradictorio que parezca, sus discípulos sí llegaron a obtener el éxito social del cual él careció, como fue Francisco A. Ruiz Gijón, autor de El Cachorro.

La imagen sufrió su primera transformación entorno a 1965 cuando un escultor de Jerez le colocó la primera peluca de madera. Fue en 1981 cuando Rafael Barbero Medina le ejecutó un cuerpo con anatomía completa, conservándose la cabeza y manos originales, dándole su actual configuración, que tanto recuerda al Señor de las Penas de San Vicente de Sevilla. Este autor también diseñó la imagen de Simón de Cirene en 1983, imagen de talla completa y notable mérito, pero que no guardaba proporción con Nuestro Padre, por lo que procesionó acompañando a Nuestro Padre hasta el año 2005 en que fue sustituido.

Actualmente acompaña al Nazareno la imagen primitiva de Simón de Cirene, a todas luces una talla de San Joaquín adaptada, de notable mérito, próxima a Alonso Cano, que estuvo trabajando en Lebrija varios años en la ejecución del Retablo de la Parroquia de la Oliva. Se conservaba cabeza y busto así como las piernas con sus calzas estofadas tan peculiares. En el año 2006 se recuperó, tallándose nuevas manos por el imaginero Juan Herrera de Trebujena, afincado en Lebrija. En la actualidad conforman una estampa pasionista de notable interés dieciochesco.